De arreglar iPhones con 21 años a vender su empresa a Facebook por 1.450 millones

Pero Zuckerberg no se ha fijado en ninguno de ellos para la que, tras WhatsApp, se ha convertido en la segunda mayor compra de la historia de Facebook: Oculus, firma líder en realidad virtual, que acaba de adquirir por 2.000 millones de dólares (1.450 millones de euros).
Detrás de esta empresa hay un joven cerebro que dejó el colegio para hacerse emprendedor. Se llama Palmer Luckey, tiene sólo 21 años, y se define como «un ingeniero autodidacta, un pirata, un fabricante y un entusiasta de la electrónica».
Nacido en Long Beach (California), no fue al colegio. Fue educado en su hogar por sus padres, un vendedor de coches y una ama de casa. Allí leía sus libros mientras pasaba las tardes chateando con amigos en el garaje.

Amago universitario
Así pasó el tiempo hasta que a los 14 años empezó a ir a clases en la Universidad Comunitaria. Le picó la curiosidad y de ahí fue a la Universidad de California con la idea de graduarse en Periodismo y dedicarse a escribir sobre tecnología el resto de sus días.
Ya había hecho sus pinitos, pues con sólo 15 años había fundado ModRetro, un foro en el que compartía conocimientos sobre electrónica con miles de usuarios de todo el mundo. Entre ellos, había muchos aficionados a los videojuegos como Luckey, con quienes se quejaba de que no había en el mercado unas verdaderas gafas de realidad virtual que maximizaran sus experiencias frente a la consola.
¿La solución? Crearlas él mismo. Fue así como lo de estudiar periodismo se quedó sólo en una idea y como dejó todo para centrarse en el lanzamiento de Oculus, cuyo único producto son esas gafas virtuales que saldrán pronto a la venta por 300 dólares.
Para ello fue crucial conocer a John Carmack, una leyenda en la industria de los juegos, que se enteró por Internet de las inquietudes de Luckey y del prototipo de gafas en 3D que tenía en marcha. Le ayudó a hacer realidad el sueño de Oculus y a recorrer el camino que le ha llevado hoy a formar parte de Facebook y a ser millonario.
Colección de pantallas
Al principio nada le hacía pensar que sería así, pues le costaba ganarse la vida. Lo hacía arreglando iPhones viejos y con trabajos ocasionales en una escuela de vela, con lo que conseguía dinero para comprar pantallas de ordenador (tiene hoy la mayor colección privada del mundo) con las que recrear su realidad de ciencia ficción.
Por eso Luckey, con fama de amable, alegre y cercano, dice que su historia empresarial no es emocionante. Y que podría ser la de cualquier joven con ilusiones y mucha imaginación. Aunque no parece pensar lo mismo Zuckerberg, que no duda del futuro de Oculus y de sus estrafalarias gafas virtuales con las que la red social promete conquistar nuevos mundos.

Banco Popular 04.04.14

Banco Popular y Citibank están cerrando los últimos flecos de la operación, según adelanta hoy EXPANSIÓN en su edición de papel y en Orbyt, y ha confirmado antes de la apertura la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En concreto, Banco Popular ha indicado al regulador de los mercados que "está negociando con Citibank España la adquisición del negocio de banca minorista y de tarjetas de esta entidad en España". A lo que ha añadido que "cualquier acuerdo definitivo que pudiera alcanzarse como resultado de este proceso de negociación se comunicará al mercado oportunamente".
La red de sucursales, 45 a finales del pasado ejercicio, y el negocio de tarjetas es lo que Popular adquirirá a Citi, quien puso en el mercado en el pasado mes de septiembre un cuaderno de venta explicando las características y el alcance del negocio que tiene en España.
Han sido varios los potenciales interesados en la adquisición del negocio español del banco norteamericano, pero al final todo indica que Popular será quien se alce con el trofeo que servirá para incrementar su cuota de mercado, especialmente en financiación al consumo, donde la entidad presidida por Ángel Ron quiere aumentar su presencia.
La salida de Citi de la actividad de banca minorista en España se producirá después de un largo proceso de ir adelgazando su organización en los años de la crisis mediante el cierre de la financiera de consumo, la disminución del número de oficinas y la venta de una cartera de créditos, dudosos y al corriente de pago, al fondo Apollo.

Guía práctica para invertir en Bolsa con poco riesgo


Prácticamente todos los profesionales con larga experiencia en la gestión de carteras sostienen que la inversión a medio plazo, entre uno y cinco años, es la más rentable y se considera la operativa a corto rabioso como la más difícil, la que requiere más experiencia y en la que el número de errores supera, con frecuencia, al de aciertos.
Casi todos los principiantes que hacen sus primeros pinitos en Bolsa con muy poco dinero comienzan por la asignatura más difícil: el trading, o la operativa a muy corto plazo, intentando aprovechar todas y cada una de las reacciones al alza, o dientes de sierra, que tenga una tendencia alcista. Y es lógico que así sea. Decía Kostolany que quien tiene muy poco dinero tiene que jugar en Bolsa. Quien tiene bastante dinero, digamos unos miles de euros, debe de especular y quien tiene muchísimo dinero, tiene que invertir.
La diferencia entre el especulador y el inversor es su horizonte temporal. Para el primero, el plazo de una inversión lo marca el mercado y mantiene un valor en cartera en tanto que la tendencia de éste sea alcista. Para el segundo, su horizonte temporal puede ser, por ejemplo, el año de jubilación y no está entrando y saliendo en cada fase del mercado.
Invierta el dinero que no necesite
Hay un aforismo bursátil que el inversor en Bolsa debe conocer y respetar: quien vende por necesidad, pierde por obligación. Aquí funciona aquel principio de Murphy que sostenía que si algo puede ir mal, irá mal. El dinero que vayamos a necesitar en un futuro próximo, o muy próximo, hay que rentabilizarlo en activos distintos a la bolsa. Meterse en bolsa para tres meses supone correr el riesgo de coger un tramo bajista y tener que vender con fuertes pérdidas, cuando hubiésemos obtenido unas buenas plusvalías si hubiésemos podido esperar tres meses más.
Y por supuesto, jamás se endeude para invertir en Bolsa ni utilice derivados con altísimos apalancamientos. Las pérdidas puede ser terroríficas.
Elegir por calidad
A la hora de llevar un capital a Bolsa se plantean dos cuestiones fundamentales: qué comprar y cuándo. La primera la resuelve el análisis fundamental de los valores. Y no hace falta ser un experto en este tipo de análisis.
En las páginas de EXPANSIÓN vamos a encontrar siempre un análisis serio e independiente de las empresas cotizadas, con la opinión sobre las mismas de profesionales de reconocido prestigio. Y asumiendo que se pueden equivocar, ya que trabajan con los datos que proporcionan las propias empresas y cuyos balances y cuenta de resultados pueden ser más falsos que un euro de chocolate. Caso de la doble contabilidad que llevaba Pescanova. No es lo normal y siempre serán casos aislados.
Lo que no debemos de hacer jamás es invertir nuestro dinero en empresas con una grave situación financiera. Y no vale pensar que “es para corto plazo”, porque nos podemos encontrar con un concurso de acreedores de la noche a la mañana. Sería como coger un coche que sabemos que se le van a romper los frenos, con el pretexto de que es para un viaje corto.
Elija calidad y la puede encontrar en las cuentas que trimestral y anualmente presentan las sociedades cotizadas en la CNMV. Elija las que obtienen beneficios de la actividad ordinaria y rechace las que, trimestre tras trimestre, acumulan pérdidas.
El alto endeudamiento de algunas empresas es la espada de Damocles que pende sobre la cabeza de los inversores. Consulte en Internet. Encontrará todos los artículos publicados sobre la salud financiera de la empresa en cuestión y la posibilidad de ir haciendo frente a sus pasivos. Estamos asistiendo a carreras alcistas de algunos valores por el simple hecho de haber renegociado la deuda. En casi todos los casos se trata de empresas que no pueden pagar y los bancos acreedores posponen su muerte, porque ya no les caben más cadáveres en sus armarios. Ésas, ni tocarlas. Alguna se salva, pero riesgos con nuestro dinero, los justos.
Comprar por técnico
Es posible que el momento en el que disponemos de un capital para invertirlo en Bolsa no sea el más oportuno para hacerlo, tanto si el mercado está bajando como si lleva tres años subiendo. En el primer caso nos podemos encontrar con un mercado que ha iniciado una fase bajista, que puede durar muchos meses, que la podemos interpretar como un paso atrás; una ligera corrección, para seguir subiendo. El caso más frecuente se da cuando la Bolsa lleva muchos meses subiendo y, desde los medios de comunicación, aireamos en titulares lo que ha subido la Bolsa en la semana, en el mes o en el año.
Cuando se da esta circunstancia, los inversores menos expertos acuden en tropel como si se tratara del maná o de la caja mágica en la que metemos un euro y sacamos cinco.
El elemento más fiable del ‘Análisis Técnico’ son la directrices de tendencia. Líneas en las que se van apoyando los sucesivos mínimos, en cada ocasión por encima del precedente, lo que nos define tendencias alcistas. O la línea en la que se agotan los máximos de cada oscilación, sin alcanzar los altos de la precedente. Lo que nos pone a la vista tendencias bajistas.
Si ha comprado, mantenga el valor en cartera en tanto que la directriz alcista siga vigente. Venda, en cuanto esta línea quede cortada a la baja. Si ha vendido un valor, no vuelva a comprarlo hasta que la directriz bajista no sea superada al alza por la cotización.
Opiniones dispares
No debe sorprendernos el hecho de que una firma de análisis recomiende comprar un valor por creer que va a subir y otra firma o banco de inversión aconseje venderlo por entender que va a bajar. Éste es un hecho normal. Para que exista mercado, para que se negocie y unos compren lo que otros venden, es necesario que exista esta discrepancia en la percepción sobre el potencial alcista de un valor. Los inversores con poca experiencia interpretan estas divergencias como una manipulación del mercado o un intento de engañar al pequeño inversor. Nada más lejos de la realidad. Si a una firma de análisis le gusta un valor y lo ha comprado, la recomendación que haga ha de ser de compra. Otro tanto ocurre con la venta.
El inversor con experiencia suele hacer un juego de palabras jocoso, que lo expresa muy bien: El valor XYZ va a subir, dicen unos que ya han comprado. El valor ABC va a bajar, dicen otros que ya han vendido. Por supuesto que uno de los dos se equivoca y aquí entra en juego el fino olfato del inversor para apuntarse a caballo ganador.
Ignore los rumores
Vamos a partir de una premisa cierta que le evitará más de un disgusto. A usted nunca, repito, nunca, le llegará una información privilegiada. Haberla “hayla”, pero queda, por citar casos conocidos, para el sobrino, el primo, el cuñado, el consejero de moral distraída, su amante y allegados. Pero a usted, ni lo sueñe. Lo que le llegará serán rumores interesados con los que alguien hará su agosto y sacará provecho de ellos a su costa.
Una opa, una fusión, la firma de un contrato astronómico o cualquier cosa que pueda disparar la cotización de un valor al alza es el secreto mejor guardado en una empresa cotizada, hasta que se lo ha comunicado a la CNMV y sea público. En ocasiones, una vez que el hecho extraordinario es del dominio público observas con estupor que la cotización llevaba dos o tres días subiendo con unos volúmenes de negociación anormalmente altos.
¿Y qué hace la CNMV? Investiga. ¿Usted por qué compró ayer tropecientas mil acciones de XYZ? Porque me dio un “pronto”. ¡Ah! ¿Y usted? Porque tuve un “pálpito”. ¡Ah! Y ahora demuestra que “el pronto” y “el pálpito” surgen por generación espontánea y no tiene nada que ver con ser vos quien sois. Dado que el noventa y nueve por ciento de los rumores que le lleguen sabe a priori que son falsos y que los han hecho circular para calentar un valor y sacarle los cuartos a los ingenuos que piquen, ya me dirá si por un rumor que sea verdad, vale la pena que te engañen en noventa y nueve ocasiones.
Deje correr los beneficios
Siempre han dicho los viejos bolsistas que no hay que ponerle puertas al campo. Que hay que dejar correr los beneficios y cortar en seco las pérdidas, de las que luego hablaremos. Pero dejar correr los beneficios es una tarea que requiere cierto entrenamiento. Con frecuencia las plusvalías queman en las manos y el deseo de convertir ganancias potenciales en reales, no sea que se evaporen, es un temor latente en el subconsciente de los inversores. Una buena gestión de la cartera obliga a ser muy disciplinado tanto con la revalorización alcanzada como con el precio de las acciones.
Con respecto a la revalorización, puede ocurrir que el factor tiempo juegue a favor del inversor y que se gane en un trimestre lo previsto para los dos próximos años. En estos casos, mi consejo es recoger los beneficios. El exceso de aceleración es peligroso y cuando los precios suben en vertical, suelen terminar bajando en picado.
Con respecto al precio, hay ocasiones en las que el mercado paga por las acciones multiplicadores impagables. En estos casos, hay que hacerse una pregunta ¿A estos precios yo compraría? Si la respuesta es no, venda inmediatamente. Y cuando vea que la cotización de un valor supone pagar 20, 25, ó 30 veces el beneficio por acción, se lo recomienda al enemigo y no se meta ahí.
Nada de ingeniería financiera
Cuando comenzó el escándalo de las hipotecas subprime y los productos estructurados resultó simpática la declaración de Emilio Botín, presidente de Banco Santander, cuando dijo: “Nosotros no tenemos productos de esos, porque no los entendemos”. La ingeniería financiera seduce a algunos inversores que, por no poner de manifiesto su ignorancia, dicen que sí a todo. Hay productos que no los entiende ni el que los comercializa, pero están tan bien diseñados que dan incluso la sensación de ser un chollo. Y uno, trabajando como un borrico, se lamenta de no haber descubierto antes semejante bicoca.
Aprenda a usar los futuros y los opciones como instrumentos de cobertura de su cartera de contado. Pero jamás, digo bien, jamás, especule con ellos entusiasmado por el alto apalancamiento con el que se opera que permite multiplicar por diez o por veinte la ganancia. Pocos se plantean que también se puede multiplicar por ese factor la pérdida.
Corte en seco las pérdidas
Equivocarse y comprar una acción cinco minutos antes de que comience a bajar, es tan normal, que seguramente no exista un sólo inversor al que no le haya ocurrido en alguna ocasión. Si se ha equivocado, corte en seco las pérdidas. Si quiere, dé al valor un margen de confianza por si la caída es muy puntual. Pero nunca, nunca, le acompañe en una fase bajista que puede durar varios años. Cada inversor debe establecer, en el momento de la compra, lo que está dispuesto a perder si se equivoca. Casi siempre se habla del 3%, pero un servidor prefiere aplicar de tope los niveles de insomnio; es decir, aquella cantidad que no te quite el sueño.
Ponga un ‘stop loss’
Se trata de una protección ante la caída de un valor. Pero no es un seguro a todo riesgo. Para poder vender a un precio determinado es necesario que existan posiciones de demanda en ese nivel. Lo normal será que demos un límite, un deslizamiento. Vender, por ejemplo, a 8,70 euros, con límite en 8,50 euros. ¿Y que ocurre si la primera posición compradora está en 8,40 euros? Pues que nos ha saltado el stop y nuestra orden de venta no se ejecutará.
Se puede poner un stop a mercado. Al precio que fijemos la orden de venta se dispara y barre hacia abajo todas las posiciones compradoras hasta que nuestra orden de venta se ejecuta en su totalidad.
La tercera posibilidad es poner el stop a un precio, “por lo mejor”. Cuando toca el stop la orden salta al mercado y se ejecuta la parte para la que haya contrapartida. Si queremos vender 3.000 títulos y sólo hay 2.000 a la compra, se ejecutarán esos 2.000 y los 1.000 restantes quedarán como pendientes de ejecución.
En momentos críticos, como en el derribo de las Torres Gemelas, hemos visto la desesperación de algunos inversores a los que sus stop han saltado por los aires sin que se ejecute su orden de venta. Y si hemos tenido el atrevimiento de vender futuros u opciones de compra, las pérdidas pueden ser terroríficas e ir mucho más allá de nuestra disponibilidad de capital. Con los derivados, con stop o sin stop, tonterías, las justas.

Iberdrola 08/04/2012

Iberdrola ha cerrado a través de su filial Iberdrola International una emisión de bonos 'verdes' en el euromercado por valor de 750 millones de euros, en la que se han captado recursos para financiar proyectos sostenibles, anunció la compañía.
Los bonos vencen el 24 de octubre de 2022 y tienen un cupón asociado del 2,5% anual. El precio de la emisión, colocada por el Santander, Goldman Sachs, HSBC, JP Morgan, Lloyds TSB Bank y Merrill Lynch, ha quedado fijado en el 99,72% de su valor nominal.
Los bonos, ya sea en su totalidad o en parte, serán permutados por parte de los bonos emitidos por Iberdrola Finanzas con la garantía incondicional e irrevocable de Iberdrola.
En una nota, Iberdrola señala que el intercambio de bonos permitirá aumentar el perfil de vencimiento de deuda y la liquidez, y que los recursos captados se destinarán a refinanciar inversiones realizadas en proyectos de sostenibilidad.
La compañía señala que esta emisión de bonos 'verdes' es la primera realizada por una compañía española y la segunda llevada a cabo por una 'utility' europea.
Una de las principales características de este tipo de operaciones es que los fondos obtenidos se destinan a proyectos sostenibles y socialmente responsables, utilización que es validada por la agencia independiente Vigeo.
En el caso de Iberdrola, el importe de la emisión se destinará a refinanciar fondos ya dedicados a inversiones en proyectos energéticos que cumplen los criterios de sostenibilidad requeridos por Vigeo. Estas inversiones fueron realizadas en los periodos 2005-2006, 2010-2011 y 2012.
Vigeo ha certificado que, durante los años mencionados, los fondos que ahora se refinancian fueron utilizados por la compañía española para financiar proyectos relacionados con las energías renovables, la distribución, el transporte y las redes inteligentes.
Fuerte demanda
Iberdrola indica que estos bonos 'verdes' suelen generar una mayor demanda, ya que se incorpora el interés de los fondos de inversión socialmente responsables (ISR). De esta forma, consigue diversificar su base inversora con costes similares a los de un bono tradicional.
El importe de la emisión, señala, ha superado en cuatro veces la oferta inicial, lo que pone de manifiesto el interés del mercado en Iberdrola y en las inversiones socialmente responsables.

Los bancos entregan a sus consejeros 6,6 millones de euros en acciones en tres meses


Santander y BBVA son los bancos que han repartido entre sus consejeros ejecutivos los importes más elevados de los pagos en acciones diferidos de años anteriores, con más de tres millones de euros cada uno.

En el primer trimestre del año, los consejeros de los bancos cotizados han recibido un total de un millón de acciones de sus respectivas entidades, por un valor económico de 6,648 millones de euros, de acuerdo con los cálculos realizados por Expansión.com con datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Estos pagos, en la mayoría de los casos, se corresponden al bonus en acciones de los consejeros con funciones ejecutivas que, desde hace unos años se difieren en el tiempo y se pagan en función de los resultados conseguidos por las entidades.
El banco que más acciones ha entregado en el primer trimestre ha sido Santander, con un total de 515.031 títulos, por un valor de 3,378 millones de euros, que se han repartido cinco consejeros. El presidente, Emilio Botín, recibió acciones por 1,216 millones; el consejero delegado, Javier Marín, 420.430 euros; la responsable de Santander UK, Ana Patricia Botín, 639.154 euros; el vicepresidente segundo y responsable de Riesgos, Matías Rodríguez Inciarte, 695.192 euros y el director general responsable de Estrategia, Juan Rodríguez Inciarte, 407.572 euros.
Estas entregas se corresponden a la suma de tres planes de retribuciones, correspondientes a los años 2011, 2012 y 2013. Cabe recordar que la mayoría de los bancos pagan ahora parte del bonus (ya sea en metálico o en acciones) de forma diferida. Lo normal suele ser pagar la mitad en el primer trimestre del año siguiente y el resto, en tercios para los tres siguientes ejercicio.
En el caso de BBVA, tres ejecutivos se repartieron 357.024 acciones, por un valor total de 3,270 millones de euros. El presidente, Francisco González, recibió en títulos un total de 1,94 millones de euros y el consejero delegado, Ángel Cano, 1,28 millones. En estas cifras, se incluyen los pagos relativos a la retribución variable postergada desde el año 2010/2011, hasta la primera parte del pago relativa a 2013. A su vez, el exconsejero del Banco Central Europeo José Manuel González Páramo, que entró como consejero ejecutivo en BBVA en mayor de 2013, recibió casi 50.000 euros, correspondientes al pago de 2013.
Los medianos
CaixaBank dio en el primer trimestre casi 50.000 acciones a su consejero delegado, Juan María Nin, por un valor de 234.890 euros, como liquidación de los sistemas retributivos del trienio 2011- 2013. Nin ha sido el único consejero que ha recibido este pago ya que el presidente, Isidro Fainé, no tiene retribución variable.
En Sabadell, fueron tres los consejeros que recibieron el pago del bonus. El presidente, Josep Oliu, cobró casi 30.000 euros; el consejero delegado, Jaume Guardiola, otros 28.500 y el ejecutivo José Luis Rodríguez unos 5.700 euros.
Distinto es el caso de Bankinter que, además de pagar la retribución variable a sus ejecutivos, también ha retribuido con acciones al resto de consejeros, como parte del plan retributivo de 2013. En total, la entidad ha pagado en títulos casi 200.000 euros en el primer trimestre. La consejera delegada, María Dolores Dancausa, recibió unos 80.000 euros.

Debut eDreams en bolsa


El grupo de viajes online eDreams Odigeo debutó en Bolsa con pérdidas que llegaron a alcanzar el 6%. Posteriormente, el descenso se suavizó de la mano de JP Morgan, el agente de estabilización del valor. Los títulos de la compañía cerraron con un recorte del 4,29%, hasta los 9,81 euros. se estabilizan en torno al 4,5%.

Esta compañía propiedad de Odigeo protagonizóo hoy el mayor debut bursátil de los tres últimos años, en concreto desde que diera el salto al parqué Banca Cívica en julio de 2011. Además, es la tercera OPV que tiene lugar este año, después del estreno en bolsa de la Socimi Lar y de la sociedad inmobiliaria Hispania.
La expectación era máxima, pero eso no evitó que eDreams Odigeo comenzara su andadura en bolsa con caídas. A las 12 horas, en el momento de su debut marcó un precio de 10,18 euros, un 0,4% por debajo de los 10,25 euros en los que se fijó su salida a bolsa. Unos minutos más tarde, los títulos de eDreams Odigeo ampliaban su caída por encima del 6%.
Posteriormente, en el último tramo de la jornada, las pérdidas se vieron suavizadas de la mano de JP Morgan, el agente estabilizador del valor, que figuraba entre los mayores compradores de títulos. Finalmente, eDreams cerró con un recorte del 4,29%, hasta 9,81 euros.
El fundador y consejero delegado de eDreams Odigeo, Javier Pérez-Tenessa, realizó el tradicional toque de campana en la Bolsa de Madrid. Pérez-Tenessa indicó que los inversores han desembolsado 433 millones de euros, entre los que se encuentran inversores "ingleses, franceses y americanos", aunque la "demanda española ha sido fuerte".
El máximo ejecutivo de la compañía señaló que esta salida a bolsa es "la consagración de un sueño", a la vez que recordó las dificultades que se han tenido que sortear debido a las distintas crisis por las que ha atravesado el sector turístico.

Pérez-Tenessa destacó "el trabajo y el tesón" que ha puesto la compañía para debutar en el mercado, y ha destacado que la operación también "inyectará optimismo en la economía española".
eDreams Odigeo, que cotiza en bolsa con el ticker 'EDR', está valorada en bolsa en unos 1.075 millones de euros. La operación se ha estructurado en dos fases: mediante la emisión de 4,8 millones de acciones nuevas (OPV), oferta con la que la compañía esperaba captar unos 50 millones de euros, y la emisión de 31,8 millones de acciones existentes (OPS) en manos de sus actuales accionistas.
El grupo de viajes online ha sacado al mercado un 35,9% de su capital, que puede ampliarse al 41,1%, si los bancos colocadores de la operación y sus actuales accionistas ejercen su opción de compra.
Sin dividendo
eDreams, que desde hoy está abierta a inversores minoristas, nace con vocación de tener inversores institucionales y no espera pagar dividendo en un futuro próximo, «ya que su estrategia está orientada a reinvertir las ganancias obtenidas a corto plazo y a la generación de efectivo para aumentar el negocio o con fines de desapalancamiento», según advirtió la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado viernes.
¿Quién es eDreams Odigeo?
eDreams Odigeo rs el mayor distribuidor de vuelos online en el mundo, y la mayor empresa de comercio electrónico europea, con más de 14 millones de clientes en 42 países en todo el mundo. Sus principales accionistas son los fondos de capital riesgo Permira y Ardian.
Opera a través de cinco marcas: eDreams, GO Voyages, Opodo, Travellink y Liligo, y ofrece ofertas en vuelos regulares, charter, aerolíneas de bajo coste, hoteles, cruceros, alquiler de coches, paquetes vacacionales, seguros de viaje y estancias para sus clientes.

Invertir en bolsa

No hay rentabilidad atractiva sin asumir riesgos. Es lo que tiene que tener claro el inversor antes de lanzarse a lo que cree que son gangas. Ya sea al invertir en bolsa, al contratar un depósito, pagarés, bonos o cualquier otro producto, primero hay que encontrar respuesta a muchas preguntas. Los errores pueden salir muy caros. Las pautas a seguir:
1. Fijar un rumbo. La clave es tener un plan porque ayuda a que las decisiones sean más sensatas. “Cada inversor tiene una rentabilidad objetiva. Para calcularla la fórmula es la siguiente: A lo que quieres le tienes que quitar lo que tienes (por salario y ahorrado ) y lo que esperas tener (por salario).
La diferencia es lo que le debes pedir a tu inversión”, explica Enrique Borrajeros, de Abante Asesores. Facilita el camino para buscar la combinación ideal de activos para depositar los ahorros. “Dependerá de la carrera profesional, la situación familiar, si va a necesitar el dinero a medio o largo plazo, etcétera”, afirma el experto.
2. Ir más allá de la rentabilidad. No hay que dejarse llevar por los cantos de sirena. El inversor millonario estadounidense Warren Buffett dice que si después de media hora de jugar al póquer no sabes quién es el pardillo es que eres tú.
“Cuando nos ofrezcan un producto con una rentabilidad muy alta hay que plantearse qué hay detrás. Quién es el gestor, cuáles son los riesgos que se asume, si me puedo salir a medio camino y qué consecuencias tiene”, explica Borja Durán, presidente de CFA España y consejero delegado de Wealth Solutions. “Si sólo miras la rentabilidad dejas de ver el riesgo”, añade. Que se lo digan a los inversores de los pagarés de Rumasa, que se dejaron encandilar por rentabilidades del 8% que se han convertido en cero y adiós a la inversión.
3. Contemplar los costes. Una cartera moderadamente diversificada puede obtener una rentabilidad del 5%-6%. Pero si le restas el 3% de inflación y un 2% de gastos, la realidad es que se ha comido la mitad de la rentabilidad real de las inversiones.
Estar en liquidez tampoco es una buena estrategia. “Estar renovando un depósito al 4%, por ejemplo, supone una rentabilidad efectiva del 1% una vez que le descuentas la inflación y los impuestos. Para duplicar tu capital tienes que estar 50 años”, explica Borrajeros. Otros productos también tienen sus devoradores de rentabilidad. Las comisiones de compra y venta de valores y las tasas de los fondos pueden restar atractivo a una inversión que, a priori, parece interesante.
4. No despreciar los riesgos. “Asumir riesgo no es malo, lo preocupante es no entenderlo o no saber gestionarlo”. Hasta hace poco se han despreciado muchos riesgos a la hora de invertir, algunos tan obvios como el de crédito, es decir, que la entidad no pague.
En renta fija la solvencia es importante. Hay que conocer quién avala el producto en el que se invierte, si es la propia entidad que lo emite o no. También es crucial ver quién lo valora, quién le pone precio, según Borrajeros. Un caso claro han sido en las emisiones de preferentes.
Por un lado, se han distribuido muy mal y las tienen personas que no sabían donde invertían. Por otro, en este caso el que daba contrapartida en el mercado era la propia entidad financiera que las vendió en su red de oficinas. “Si el que te lo vende es el que pone el precio debes saber que el riesgo es alto”, afirma.
5. Diversificar correctamente. No poner los huevos en la misma cesta es una máxima muy conocida al invertir en bolsa. Lo peor es que hay gente que cree que diversifica porque tiene su dinero repartido en Santander, BBVA, Popular e Iberdrola, por ejemplo. “Eso no es diversificar hay que repartir el riesgo por países, por sectores, por activos”, aconseja Durán.
Y no solo para el que invierte en bolsa. “Hay quién tiene todos sus ahorros ligados a una entidad a través de distintas fórmulas como acciones, preferentes, convertibles y pagarés”, apunta el experto de Abante. Si en una cartera todo sube o baja a la vez es un síntoma de que no está diversificando correctamente.
6. No ser víctima de las modas. A la hora de invertir seguir las modas suele ser un error, sobre todo para el pequeño inversor. Suele llegar tarde, lo que hace que compre caro y se quede atrapado en inversiones que no vuelven a recuperarse. En bolsa los casos son claros.
Pasó con las punto.com en el año 2000, años más tarde con las inmobiliarias y después con las compañías de energías renovables. Las acciones de estas empresas alcanzaron precios que nunca volvieron a recuperar. De las salidas a bolsa que se produjeron a partir de 2005 muchas compañías se fusionaron, dejaron de cotizar o sufren caídas de más del 80%, como Solaria, Realia y Renta Corporación. “Ahora la moda está en el oro y la renta fija”, advierte Durán.
7. Cortar las pérdidas. El error de si no vendo no pierdo. Reconocer las pérdidas cuesta y muchos inversores se resisten a aceptar que se equivocaron con un valor. Lo razonable es fijar un límite máximo de pérdida a partir del cual se debería desprender de la inversión para destinar el dinero que queda a otras propuestas con las que obtener más rentabilidad. Pero hay gente que prefiere aguantar pérdidas superiores al 96%, que es lo que caen algunas inmobiliarias como Fergo Aisa, Colonial, Quabit, Urbas y Metrovacesa desde el máximo del Ibex en noviembre de 2007.
8. Controlar las emociones. Dejarse llevar por las emociones suele tener una consecuencia clara en bolsa: comprar caro y vender barato. En momentos de pánico se sobrerreacciona y esto hace que se venda al peor precio.
Pasó en marzo de 2009, cuando el Ibex bajó a los 6.817 puntos y la banca cotizaba en mínimos, antes de rebotar. Del mismo modo, en situaciones de euforia, cuando el pequeño inversor decide montarse al carro alcista, llega tarde y paga un precio excesivo, como con la burbuja tecnológica. “Cuando se actúa de forma irracional contar con una persona que te asesore es crucial”, indica Borrajeros.
9. Distinguir valor y precio. Que una acción cotice a un precio bajo por nominal no significa que esté barata. Una empresa a 100 euros puede estar más barata que otra a 1 euro según cómo sea el capital de la compañía, su balance y sus previsiones de resultados. Además, una cosa es cómo se valora una empresa por razones fundamentales y otra a cómo pueda cotizar. “Entran otras variables, como la psicología de los inversores y los flujos de dinero. El mercado puede estar muy irracional durante mucho tiempo. Al final, si compras caro será muy difícil rentabilizar tu inversión.
10. No endeudarse para invertir. Tomar prestado dinero para invertir aumenta el riesgo de la inversión, porque puede que no nos vaya bien y necesitemos más dinero del estipulado en un principio, y no tengamos capacidad para devolverlo.

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